MONO en vivo en Argentina: “Una experiencia cinematográfica”

 

Fecha: Jueves 4 de abril de 2024 Lugar: Uniclub Ciudad: C.A.B.A. Hora: 20:00 hs.Bandas invitadas: FIN DEL MUNDO – PARA ESTABLECER UN RÍO

 

Si uno tuviera que calificar la experiencia musical que proponen los japoneses de MONO, lo correcto sería hablar de que su música se acerca a lo que proponen los soundtracks cinematográficos, con momentos de calma y de tensión, pero también, con espacios de silencios para permitir que la trama (en este caso musical) se desarrolle.

El antecedente de los orientales en el país había sido una única visita, en el año 2015, en Niceto Club. Allí, el cuarteto había mostrado, en la mayoría de las canciones, un interesante contraste entre los momentos más calmos y más ruidosos pero, haciendo más énfasis en los segundos que en los primeros. La sensación fue la de un show potente a nivel sonoro que mostró la faceta más abrumadora de la música de los japoneses.

Con una formación similar a la de aquella primera, visita Takaakira “Taka” Goto en guitarra principal, Hideki “Yoda” Suematsu en guitarra rítmica, Tamaki Kunishi en bajo y la novedad de Dahm Majuri Cipolla en batería, quien entró a la banda en 2018; esta vez la propuesta de los nipones tuvo elementos bastante distintos a la de su primera visita. Esto es lógico si tenemos en cuenta que desde aquel momento sacaron tres discos: “Requiem for Hell” del 2016, “Nowhere Now Here” del 2019 y “Pilgrimage of the Soul” del  2021, acompañándolos con un par de discos en vivo donde se presentaron junto a una orquesta de música clásica, lo que seguramente haya cambiado la manera de presentarse en vivo para el cuarteto.

En este contexto “Riptide” fue el comienzo que tuvo la infrecuente particularidad de que tanto Taka como Goto tocarían la mayor parte del mismo sentados. Más allá de que la fórmula momento delicado – explosión sonora es la carta ganadora para la banda, este comienzo dejó en claro que, al menos en estos primeros minutos, la idea del grupo era la de introducir a los presentes en su dimensión más introspectiva. Desde lo musical, los arpegios delicados de la guitarra se fusionaron con la fuerza arrolladora de la batería y el bajo, creando una cascada de sonido que terminó por lograr su objetivo: envolver a los presentes en una atmósfera de pura intensidad, pero con una sutil calma oriental. Esto sucede principalmente porque la música de MONO no abusa del frenesí ni de la potencia exagerada, por el contrario, hace de la ejecución delicada una manera de construir las canciones. Esta característica quedó claramente evidenciada con la llegada de “Imperfect Things” que, más allá de cierto momento distorsionado al final, continuó la propuesta de navegar por aguas más sutiles y atmosféricas, sostenidas por los acordes suaves de guitarra y cierto aporte percusivo desde la batería.

El set, con un sonido claro y potente, continuó con “Nowhere, Now Here”, una composición que exploró paisajes sonoros más amplios y contrastantes. Los riffs expansivos de la guitarra se combinaron con los ritmos hipnóticos de la batería, creando una sensación de emotividad y energía contenida, algo que contrastó con “Innocence”, una canción que bajó radicalmente los decibeles, sostenida en sus arpegios suaves y sus melodías conmovedoras, una de las características constitutivas de la musicalidad que construye MONO en lo profundo de su propuesta.  En este sentido, “Sorrow” trajo una atmósfera oscura y melancólica en donde los lúgubres riffs de la guitarra se combinaron con los ritmos densos de la batería, creando una sensación de angustia y desesperación. La sensación de que a medida que iba sucediendo el show, la intensidad iba creciendo, quedó clara con esta versión que dio cuenta del sentido de su nombre (“Pena” en español). En algún punto, la propuesta de los japoneses puede ser relacionada con sentimientos de tristeza y desesperación, pero también de esperanza y sanación; principalmente porque toca fibras íntimas e inconscientes que solo quienes se dejan atravesar por el poder de la música pueden dejar aflorar.

Tal vez por eso, unas de las características más sorprendentes del show fue el increíble silencio que el público ensayó a lo largo de la noche con énfasis en los momentos más calmos de las canciones donde, ocasionalmente, una dulce y tenue melodía de guitarra sin distorsión quedó mágicamente flotando en el aire. 

Incluso la emotividad de canciones como “Halcyon (Beautiful Days)”, donde nuevamente los arpegios suaves de la guitarra se mezclaron con los ritmos calmos de la batería, creando una sensación de calma y tranquilidad hasta llegar a un clímax sonoro, generaron un nivel de emoción en algunos presentes imposible de describir. Particularmente en esta canción, donde la banda en su totalidad permaneció de pie por primera vez desde que comenzó el show, se pudo ver a una chica del público llorando desconsoladamente de emoción, tristeza o ambas; algo sin lugar a dudas imposible de saber, pero que da cuenta de la potencia emocional de la música de MONO.

La bajista Tamaki Kunishi ejecutando con sutileza el glockenspiel (Nder: instrumento similar al xilofón), sirvió de inicio para “Ashes in the Snow” del mejor álbum de la banda, el emotivo “Hymn to the Immortal Wind” del 2009. Aquí, la sensación fue de serenidad y contemplación, gracias a sus arpegios etéreos y las melodías flotantes incluyendo, además, un in crescendo que habilitó una improvisación catártica de Taka y Yoda utilizando sus respectivas guitarras y pedales; fue un interesante contraste que le brindó una intensidad inusitada a la canción. La sensación de sentirse envuelto por el sonido de los nipones, se trasladó a “Com(?)” elegida para cerrar el show con la fórmula ya probada. Con un inicio lento y melancólico, la canción fue subiendo en intensidad y de sonoridad “noise” hasta terminar en medio de acoples, dándole cierre a la película de MONO, un film que comenzó con escenas donde lo sutil y atmosférico fueron protagonistas y terminó con la potencia de la disonancia, los acoples y la distorsión.

Se fueron aplaudidos (luego de que Taka despidiera a los presentes) con la sensación de que había terminado una película musical donde los presentes habían pasado distintos estados de emoción, de tristeza y fundamentalmente de catarsis. Fue toda una experiencia verlos en vivo. Que vuelvan.

Texto: Carlos Noro
Fotos: Estanislao Aimar
Agradecemos a Rueda de la Fortuna Producciones por la acreditación al evento.
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