LÖRIHEN EN VIVO EN BUENOS AIRES: “La sangre hierve igual que ayer”

Fecha: Sábado 27 de octubre de 2018 | Hora: 21.00 hs. | Ciudad: C.A.B.A. | Lugar: Teatro Vorterix | Bandas soportes: BOANERGES & ARGAN

La melodía es una sucesión de sonidos que es percibida como una sola entidad. Esta es la definición técnica de la palabra melodía, protagonista de millones de composiciones que para muchos logran ser parte importante en sus vidas, marcando momentos, grabando historias y recuerdos, que vendrán a la mente cada vez que quien la escuche, se tome el avión de los sentidos para viajar a aquel lugar, que trae hacia el éter de la mente, situaciones que marcaron su vida.

Al ser tan natural, tan simple de percibir, parece ser que esta sucesión de sonidos, puede ser subestimada por muchos, creyendo que es algo fácil de crear, y que cualquier ser en esta tierra, puede lograr esta suerte de magia en un abrir y cerrar de ojos. Técnicamente podríamos inferir que sí, pero quizás esta no logra ser lo suficientemente buena, o no logra conmover a quien la escucha, quedando en el camino o formando parte del montón.

En el mundo de la música pesada, a lo largo de la historia, las melodías se han hecho presentes marcando precedente, aún en las vertientes más extremas, causando esa decoración, que logra captar hasta la mente más reticente. Es así que dentro de esta vertiente, se ha vuelto con el correr de los años hasta con la fuerza necesaria para introducirse en lo sitios más inesperados, llegando a bautizar como sub-género “Melódico” a cientos de ramas, alcanzando hasta a las más agresivas.

También es cierto que es un camino de ida, en donde quien se introduce, se le hace cuesta arriba volver hacia atrás, generando quizás cierto rechazo o cuestionamiento por parte del escucha. Dentro de Heavy Metal Nacional, nomenclatura que, personalmente nunca me terminó de cerrar, no tengo mucha explicación al respecto, pero debo confesarlo. Existen y han existido bandas que han logrado una hermosa mixtura entre riffs poderosos y melodías gancheras. Sí, se que si sos un ultra Metalhead, puede chocarte eso de ganchera, pero sabe una cosa “Wasted years” de IRON MAIDEN tiene un estribillo ganchero, es la pura verdad.

En el caso de LÖRIHEN  la melodía es protagonista principal en el reparto de sus canciones, siendo el hilo conductor y el sentido artístico por el que se mueve la banda. Formada en el año 2006 por Emiliano Obregón, guitarrista, compositor, productor, ideólogo y otras yerbas, la banda comenzó haciendo un Power Metal clásico, dando un giro de 180° en su estilo en los últimos años, logrando una apertura musical, que fue respetada por muchos devotos de los géneros clásicos, y trayendo centenares de nuevos fans, que los descubrieron y se sumaron reconociendo el trabajo y el esfuerzo que de público conocimiento es hacer Rock Duro en nuestro país.

La banda sufrió cambios a los largo de su carrera, pero esa fiebre de concretar cada objetivo, nunca detuvo los planes. En los últimos dos años la banda sufriría algunos cambios radicales con la partida de Julian Barret y Nicolás Ciancio, guitarrista y bajista respectivamente. Pero nada de esto se interpuso en los planes del flaco Obregón , quien sumó a sus filas a Ezequiel Giménez en bajo y a Ezequiel Catalano en guitarra, dos personajes que no hacen sentir el vacío de las pesadas presencias, sobre todo tratándose de un guitarrista tan particular como Julián Barret.

En el presente 2018 lanzaron su último trabajo de estudio que ha sido titulado “Desconexión”, una palabra atenta a los tiempos que corren, en donde la desunión de la raza humana esta logrando destruir, su propia construcción, generando una suerte de situación estanca, carente de evolución intelectual y espiritual. Este es un álbum que desde su comienzo no tiene desperdicio. Confieso que no he sido habitué de los discos de LÖRIHEN, no por prejuicio, no por disgusto, sino por dejar esas cosas a un lado, sobre las cuales con el tiempo uno se arrepiente de no haberles dado el lugar antes. Pero nunca es tarde para sumar y degustar grandes artistas, más aún tratándose de bandas oriundas de nuestras tierras.

La apuesta para presentar el nuevo trajo sería grande, y el sitio elegido el Teatro Vorterix. Un lugar que achica, que no es un desafió fácil a la hora del financiamiento, valor y obstáculo doble, en los tiempos que corren. Los elegidos para acompañar a los principales gestores sería BOANERGES  y ARGAN, bandas que por cuestiones horarias, no pude llegar a tiempo de ver, pero que según comentarios de otros colegas, brillaron y amasijaron la manija de todos los presentes hasta aquel momento. Cuando logre entrar al Teatro, nuevamente mi corazón palpito entre nervios y alegría, y es que la convocatoria fue sorprendente, mucha gente, espacios ocupados, y por sobre todo, gran cantidad de músicos dando vueltas por allí, situación que no hace más que afirmar, la hermandad que existe dentro de la escena argentina, tapándole la boca a más de un criticón señalador que anda pululando por ahí.

Pasadas las 21:20 hs. y tras el silencio asombro de los que tenía a mi alrededor, un video comienza a proyectarse en la pantalla. Fue sorprendente el cuadro, ya que el film nos daba un paseo por el ayer y el hoy, mostrándonos situaciones de desconexión, desde lo más básico, hasta lo más complejo de la vida. Todo en un viaje, invitándonos a meternos adentro de esa pantalla, paseando entre dibujos animados, y con flashes muy bien logrados. Pero lo increíble del asunto fue ver como, en imágenes se repudiaba de manera irónica, este fanatismos por la tecnología celular que nos hace perdernos de percibir lo que ocurre a nuestro alrededor, mientras la gran mayoría del público presente alzaba sus teléfonos para intentar capturar todo. Me quedé pensando mientras miraba aquello, replanteándome unos segundos mis acciones, mis zanahorias diarias por perseguir sin sentido, pero no tuve mucho tiempo para hacer catarsis, ya que con todos listos y en sus lugares el show comenzaría con “Libertad”, canción que abre el último disco.

La gente explotó al instante, con una devoción que pocas veces vi. Observé que hasta las chicas del puesto de merchandising estaban subidas a quien sabe quien, agitando y gesticulando mientras cantaban. Eso me hizo dar cuenta de la gran familia que forma esta banda. Emiliano Obregón  loqueado con sus pantalones de cuero y a piernas abiertas, en una demostración de actitud rocker, se paraba firme en el escenario, agitando su mano derecha y acompañando a Lucas Gerardo en los coros, que a decir verdad fueron descollantes todo el show. A la izquierda se encontraban ambos tocayos, sosteniendo una situación de complicidad absoluta, concentrados, y sonrientes.

El sonido fue tremendo, nítido, poderoso, resaltando esas afinaciones bien rockeras que le dan ese savorcito rústico digamos a las canciones. Al momento del estribillo “Hoy tu voz volvió a gritar, la sangre hierve…”, todo el teatro pronunció aquellas líneas haciendo aún más pegadizas la historia. Como les comentaba en un principio, no he sido un erudito de LÖRIHEN, pero debo reconocer que de  buenas a primeras, lo que estaba escuchando me había comprado más que el mismísimo disco.

En orden cronológico dentro del álbum y a continuación llegaba “El Abismo”, y digo en orden por que se trata del segundo track de “Desconexión” . Aquí advertí la fundamental presencia de Hernán Ríos. Un batero con una pegada de lo más precisa, un músico de esos fundamentales para llevar adelante una base sólida. De esos  que al verlos ejecutar su instrumento, es como si uno no supiera, ni de donde saca la fuerza, ni la pegada claro. Un reloj, un tipo al que vi meter arreglos a lo largo de la velada, sin que ninguno quedara fuera de lugar, un gusto verlo en vivo, y de gran valor para una banda de la talla de RIHEN. Cabe aclarar que junto a Obregón, Ríos es otro de los miembros originales.

Primera pausa y Emiliano  aprovechaba la ocasión para convocar al primer invitado de la noche, el tecla dista Andrés Blanco “Al gran Andrés Blanco” fueron sus palabras. No obstante aprovecho para agradecer el apoyo brindado, teniendo en cuenta los tiempos que corren y haciendo hincapié en el valor de la cultura y de las bandas de la nueva generación. Otra de las situaciones musicales y sensibles se dio al momento de el único percance técnico, en donde Obregón y Blanco se vieron obligados a realizar una zapada, para no generar un bache mientras este se solucionaba. Lo que escuchamos, fue una demostración de sentimiento, de extensión del corazón puesto en melodía. Emiliano acompañado por ese teclado, comenzó a realizar un solo al mejor estilo Gilmour, dando cátedra de sutiliza, de sustain y de gusto. Gusto que fue todo nuestro y que nos puso al tanto de la clase de músico que teníamos en frente.

“Espinas en el Alma” continuó el set con algún vestigio de inconveniente, una pista rebelde que no quería ser lanzada, para generar algún gesto de disgusto por parte de Lucas Gerardo, quién se lució en esta interpretación. Era fantástico ver como a medida que transcurría el show, cada protagonista iba luciéndose de manera humilde y cuidada, sin demostrar ego alguno. La velada contó con un momento intimo también, quedando Emiliano y Lucas solos en el escenario, con una minúscula escenografía montada, para generar ese clima íntimo. Un velador, luz tenue y dos banquetas altas. A guitarra acústica se posaba el flaco Obregón, tirando algún yeite para detectar la afinación. De esta manera le regalaron a los fans alguna versión de ese especial “Fuego y Madera”.

Y para una noche tan especial, los invitados no pueden faltar, la primera fue Brenda  de BLOODPARADE  con quien interpretaron “Cenizas del Dolor”, ultima canción de “Desconexión”  en una preciosa versión, en donde se los podía a ver a todos dándose el lujo de compartir este momento con una gran colega. Oriundo de Mendoza también dijo presente Germán Phillipens, vocalista de ARCÁNGEL, junto a quien se despacharon con una poderosa versión de “El Último Eclipse” canción de aquella etapa inicial repleta de Power Metal, en donde el Mendocino nos dio cátedra de juego en la voz.

La noche se iba, y para dar la estocada final, Lucas Gerardo invitaba a subir, nada más y nada menos que a Aaron Briglia actual vocalista de HELKER, una de las voces que más esta dando que hablar este último tiempo y a Emmanuel Gerbam el joven Vocalista de ARIADNA PROJECT . Con ellos, disfrutaron de hacer, sonar el emblemático “Highway To Hell” de AC/DC , entre miradas y risas cómplices. El final rotundo, brillante, arengador, feliz e inolvidable llegaría de la mano de “Vida Eterna” canción de “Bajo la Cruz” del 2007, para el coreo de un satisfecho Teatro Vorterix, que la cantó hasta quedarse sin aliento, mientras allí arriba se encontraban todos los que fueron protagonistas de la velada, tanto invitados como  bandas invitadas.

Punto final para un show de dos horas, que fue la síntesis de un evento perfectamente organizado, en donde la autogestión triunfo una vez más demostrando que con determinación todo es posible. En lo personal, viví una noche llena de sensaciones encontradas, de realidades puestas en la cara y de planteos internos, comandados por aquella sucesión de sonidos percibidos como una sola entidad, bautizados con el nombre…melodía.

Texto: Diego Villares
Fotografía: Karina Parodi
Agradecemos a Gaby Sisti Press por la acreditación al evento.

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