Fecha: Martes 31 de Octubre | Lugar: Arena Sur | Ciudad: C.A.B.A. | Hora: 20:30 | Bandas Invitadas: ÁNGEL NEGRO, DOMINATION & KING DRAGO
¡Qué noche, Teté! Diría el ilustre Roberto Giordano. Y sí que lo fue…
Arena Sur nos abrió sus puertas el martes 31/10 para darnos un mazazo de heavy metal. Tendríamos la oportunidad de ver a uno de los más grandes exponentes del género, PRIMAL FEAR, que hacía su regreso triunfal a nuestro país luego de su paso en 2016 en el Teatro de Flores. Los alemanes en la previa prometían un show con todo, cargado de éxitos y material nuevo y sin dudas cumplieron con creces.
La última banda que ofició de telonera fue ÁNGEL NEGRO que comenzó pasadas las 20 hs. Los locales dieron una muy digna demostración de heavy nacional frente a un público que, si bien ansiaba ver a los europeos, fue por demás respetuoso con ellos y hasta interactuaron juntos. Los oriundos de zona sur son dignos representantes de un heavy metal clásico, melódico y filoso y lograron llevarlo muy bien al escenario llevándose una lluvia de aplausos. Si bien, como suele suceder, el sonido no estuvo a la altura generando en ciertas ocasiones acoples de las violas o saturación en la voz, esto no impidió que canciones como “Siente el poder”, “Arede en el Infierno” y “Tiempo de ganar” brillaran con su máximo esplendor logrando dejar al público caliente y ansioso por lo que vendría.
A las 21:30 hs., puntual, la espera terminó. Se aspiraba a una mayor concurrencia, pero, entre la gran cantidad de agrupaciones que nos visitan (y visitaron), más la actual coyuntura económica, generaron una convocatoria del 50%, poco más, poco menos. Sin importar esto, los asistentes se multiplicaron y ovacionaron a los germanos como si de un partido de fútbol se tratase. Luego de una breve introducción, “Chainbreaker” fue la elegida para dar comienzo al espectáculo y que se desate la locura con pogo, saltos y coros, sumados a un Ralf (vocalista) muy interactivo, enérgico y carismático. ¡Pasó en la misma sintonía “Rollercoaster”, otro éxito rotundo, para luego tomar un respiro, presentarse y tirar algunas pocas palabras en español “Arguentina…cantanteeees!”, para que la audiencia se funda en un “Ole, ole, ole, ole, ole ola…” (y ya saben el resto). Continuaron con “The World Is on Fire” y “Deep in the Night”, temas de su último y ante último disco respectivamente, donde en ambos se vio gran destreza de las guitarras (Tom Naumann y Alexander Beyrodt) y todos músicos alegres, disfrutando de lo que vinieron a ofrecer.
Volviendo a los clásicos, “Face the Emptiness” inyectó una cuota de power en el ambiente y expuso los grandes registros que posee Scheepers logrando sorprender hasta al más escéptico. Posterior a esto, jugaron a lo Freddie Mercury con el famoso “Eeeeeeeeeeeeeeoooooooo”, “Eeeeoooo” y decantaron en “Another Hero”, otra canción que no había sido presentado en vivo anteriormente. Subieron las pulsaciones otra vez con “Nuclear Fire” y “Hear Me Calling” para después caer en la balada de la noche y que flameen los celulares con “Fighting the Darkness”, melodía suave, pero con muchos matices en cuyo final los solos roban el protagonismo. Sin respiro, engancharon con “King of Madness” y “The End Is Near”, donde en este último se encendió una llama aparte, generó una energía adicional en los presentes que revolucionó todo mientras sonaban de fondo. Cantos, aplausos, gritos y caos (del bueno), todo en un instante.
Continuó la lista con “When Death Comes Knocking”, pasando por “Metal Is Forever” con un vocalista en el papel de HALFORD y así llegando a su primer amague de despedida con “Final Embrance”, temazo si los hay para irse… aunque no fue así. Nadie compró la despedida ficticia y volvieron a los pocos minutos para redoblar la apuesta con “Angel in Black” y un público incansable que acompañó cada nota con agite de brazos. Ahora sí, final, pero antes de despacharnos hicieron fragmentos de “You’ve Got Another Thing Comin” de JUDAS donde prepararon el cuadrilátero para luego hacernos un knock-out directo al mentón con “Running in the Dust” y dejarnos tirados en la lona, para retirarse como verdaderos campeones.
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