RIVERSIDE en vivo en Argentina: “La perfección de lo inesperado”

 

Fecha: Jueves 28 de marzo de 2024 Lugar: Groove Ciudad: C.A.B.A. Hora: 20:00 hs.Banda invitada: PRESTO VIVACE

 

De los grupos conocidos como referentes del “progresivo” contemporáneo (STEVEN WILSON, OPETH, ANATHEMA, PAIN OF SALVATION y más acá bandas como SOEN, HAKEN o LEPROUS), los polacos de RIVERSIDE habían sido los únicos en esquivar un par de veces a la Argentina, incluso habiendo realizado una gira latinoamericana. En este caso la excusa de un nuevo disco, el estupendo ID.Entity(el disco más alegre de la banda pero también el más crítico del sistema en que vivimos, algo que pueden leer en la entrevista que hicimos con Mariusz Duda, líder de la banda) vino a confirmar que las comillas puestas al concepto “progresivo” no son casuales. Cada una de estas bandas tiene una idea particular de lo que es la música progresiva y eso tal vez sea lo que las haga fascinantes. En el caso de RIVERSIDE, esto es llevado más allá de lo que uno puede imaginar antes de verlos en vivo y eso no es menor en un mundo de shows muchas veces estereotipados con momentos perfectamente cronometrados por los músicos para hacer efectiva su performance.

Para amenizar la espera, PRESTO VIVACE fue la encargada de mostrar sus credenciales como el referente excluyente del metal progresivo en la Argentina, desarrollando un set que estuvo a la altura de las circunstancias. Con un sonido claro y potente la banda liderada por Marcelo Pérez Schneider junto a su ladero Martín de Pas en batería, sigue presentando su disco “Inmanencia” que cuenta con los estrenos de Luciano Pérez Schneider (hijo de Marcelo en guitarra) y Brunella Bolocco Boye en voces. Verlos en vivo, deja en claro que la decisión de incorporar dos nuevos integrantes le dió una interesante frescura a la banda, otorgándole otra dimensión interpretativa a las canciones. Más allá de la acostumbrada pericia técnica de los integrantes, canciones como “Requiem Esférico” (un lindo homenaje a Maradona) o la intrincada “La Advenediza” son ejemplos claros del talento de Brunella para interpretar las canciones y dotarlas de arreglos vocales no tan frecuentes en el metal progresivo tradicional. Algo de esta característica se adapta al resto de las canciones del repertorio de la banda, dejando la sensación de que esta nueva etapa sirve para revitalizar un repertorio que hoy tiene nuevos colores y sensaciones. Presenciar un show de ellos deja la pregunta abierta de si, en algún momento, el grupo intentará explorar caminos más cancioneros donde la simpleza sostenga a las composiciones. Eso seguramente sería un gesto innovador para una banda que hace de re pensarse permanentemente una forma de hacer música.

Para cuando, puntualmente a las 20:40 hs., RIVERSIDE subió al escenario, Groove estaba lejos de llegar al máximo de su capacidad total; algo que se mantendría a lo largo del show. Un público ecléctico, pero con mucha presencia de post treinta/cuarenta años e incluso “viejos progresivos de los setenta” dió la pauta que al menos en Argentina, el grupo no llega al público jóven pero sí tiene un público conocedor al detalle de su discografía. “#Addicted” (desde lo lírico una feroz crítica a las redes sociales) dejó rápidamente en claro algunas constantes que estructuraron todo el show. Por un lado, el sonido fue desde el comienzo perfecto y se mantuvo en cada una de las canciones de la noche. Sin exagerar, el sonido logrado fue el mejor que, quien escribe, le escuchó a una banda en un local como Groove que suele ser desafiante a la hora de encontrar un buen audio. Por el otro, esta primera canción mostró con claridad, la dinámica que el grupo propone desde el escenario. En este sentido, no fue casual que el ritmo y la estructura de la canción fueran sostenidas por el bajo omnipresente de Mariusz Duda y los arreglos de teclados y sintetizadores de Michał Łapaj, rodeado de sus instrumentos como los clásicos tecladistas del género en los setentas; desde la interacción de estos dos aportes y en el protagonismo que se repartieron, a medida que fueron desarrollando las canciones que fueron creciendo en intensidad a lo largo de la noche.

La oscuridad de Panic Room, propia de la primera época de la banda, encontró la densidad y potencia necesaria para brillar sostenida en un público que empezó a hallar su protagonismo cantando el estribillo de la canción, mientras Łapaj ensayaba algunos pasos de baile siguiendo la melodía de su instrumento. Promediando el tema, la banda comenzó a mostrar su particular sentido del humor, quedándose completamente estáticos durante varios segundos, generando la sonrisa de los presentes. El final de la canción coincidió con Duda tomando el micrófono para presentar a la banda, mencionando que el show era histórico para los presentes por ser la primera vez que la banda venía a la Argentina en sus veinte años de historia; “Más vale tarde que nunca” dijo sonriendo. “Landmine Blast” y “Big Tech Brother fueron las primeras representantes del reciente disco de la banda que, como era previsible, sería el que más presencia tendría a lo largo de la noche. En la primera, el bajo marcó con soltura el ritmo de la canción mientras que el resto de los instrumentos aportaron lo suyo desde la simpleza de los arreglos. El momento del solo, donde la combinación entre el bajo y el aporte de los teclados y synths fue evidente, fue una verdadera lección de cómo construir una canción redonda sin caer en lugares comunes. En este sentido, la otra canción mencionada, llevó esta cuestión todavía más allá.

Luego de que Mariuz recitara la irónica introducción en la que invita a adherir a los “términos y condiciones” para escuchar la canción, nuevamente la base bajo y teclado derivó en un exquisito segmento donde el homenaje a David Gilmour, del guitarrista Maciej Meller, fue evidente hermanándose con un solo de teclado en el que Łapaj se puso en la piel de Richard Wright. La espectacularidad de los climas y dinámicas logrados en la canción, con el aporte sólido y sutil de Piotr Kozieradzki desde la batería, incentivó la participación y el aplauso ensordecedor del público; a esta altura extasiado por el show que estaba viviendo. “Escuchamos que ustedes cantaban mucho pero esto supera nuestras expectativas”, dijo Duda sin demagogia, agradeciendo la entrega del público para luego tomarse el tiempo de explicar, irónicamente, qué entiende la banda por rock progresivo. “Como verán, en este último disco estamos preocupados por denunciar las problemáticas que genera la sociedad contemporánea que vivimos”, afirmó para luego continuar “Dejamos de lado por un rato la melancolía pero seguimos intentando hacer canciones” para luego cerrar “Preferimos construir melodías y llegar al corazón de ustedes. No nos importa demostrar cuanto tocamos y ser los más rápidos ni los más técnicos”, concluyó luego de repetir varias veces la onomatopeya “biri biri” para ejemplificar a los músicos que tocan a mil kilómetros por hora.

“Lost (Why Should I Be Frightened By a Hat?)”, una canción inspirada en “El Principito” y “Left Out” otra de raigambre Floydiana y bien rockera al final, fueron dos ejemplos claros de que, para RIVERSIDE, la idea de progresivo en ningún caso implica demostrar pericia técnica, por el contrario, su búsqueda pasa por manejar dinámicas y silencios utilizando el concepto para darle intensidad y emotividad a las canciones; dejando de lado las caras largas y serias frecuentes en el estilo y proponiendo la música como un espacio de disfrute. En ese punto, los polacos, entienden que su música no tiene límites. Los momentos climáticos de estas dos canciones fueron ejemplos claros de esta búsqueda inclasificable, en donde la voz de Duda brilló con especial sensibilidad, así como también los gestos de todos los integrantes (en especial Michał Łapaj ensayando pasos de bailes, en ocasiones enajenados, en la mayoría de las canciones) dieron la pauta de que su objetivo no es sufrir esperando que salga todo perfecto, sino disfrutar del privilegio de estar arriba de un escenario. 

Muchas veces nos gusta tocar las canciones de manera distinta a la que las grabamos en los discos. En este caso a esta le sumamos algunas partes de otras canciones. A ver si nos avisan cuando aparecen esas partes”, dijo Duda antes de “Post Truth” otra de las canciones del último disco que explora la idea de que en el mundo en que vivimos, lo que conocemos como verdad está puesto permanentemente en duda. El resultado, fue una extensa versión que fue disfrutada tanto por el público como por la banda, generando un gran nivel de intercambio, algo que “The Place Where I Belong” (otra de “ID.Entity”), en formato de balada épica, pareció extenderse con el público coreando varias partes de la misma. La oscura, intrincada y rockera “Egoist Hedonist”, dio paso a “Friend or Foe?” que, además de ser la última canción que sonaría del último disco que la banda vino a presentar,  sería introducida como ejemplo de “lo que es hoy RIVERSIDE por Duda. El inconfundible aire ochentoso, gracias a sintetizadores del comienzo, y la irónica letra que critica a la construcción que los seres humanos hacen desde las redes sociales (“¿Eres falso o real?/¿Eres amigo o enemigo?/¿Quién está detrás del filtro?/¿Quién está detrás de la máscara?/¿Cuánto de vos queda en vos?”) terminaron con público y banda saltando gracias al increíble feeling de los teclados que propuso el tema y la ganchera voz de Duda capaz de darle color y onda a la canción.

A la hora de los bises, luego de que Duda dijera que se lamentaba por haber tardado tanto en venir y que prometía volver, el cierre empezó con una extensa versión que hermanó la potencia rockera de “Self-Aware” con la oscura pesadez de “Driven to Destruction”. Una extensa versión de “Conceiving You” con la curiosidad de que Duda invitó a la gente a realizar “gritos susurrados”, enojándose entre risas porque algunos no respetaban la consigna; cerró el show con una monumental demostración de cómo la banda sabe que generar climas, dinámicas y atmósferas, hacen que las canciones encuentren en vivo, una forma mucho más intensa que en sus grabaciones. Ovaciones al final y la sensación de haber visto uno de esos shows que no se olvidan porque hizo de lo inesperado su acierto. Que vuelvan. Lo esperaremos con los brazos abiertos. “RIVERSIDE, motherfucker!

Texto: Carlos Noro
Fotos: Estanislao Aimar
Agradecemos a Marcela Scorca de Icarus Music por la acreditación al evento.
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