Aprovechamos el lanzamiento de “Fall” para hablar con el siempre bien predispuesto, Øystein, líder del supergrupo de black metal que hoy tiene en sus filas a figuras como Lars Nedland o ICS Vortex, quienes son parte importante de la historia contemporánea de un género que en los últimos años ha ampliado sus límites hasta límites imprevisibles e inesperados.
Me da la sensación de que los últimos discos han tenido un impacto interesante para la banda, con buenas críticas, más tours algo que es difícil de lograr para bandas con un sonido extremo ¿Cómo lo ves vos?
¡Si, la verdad no me quejo! En el buen sentido venimos con un paso lento y firme.“True North” la verdad fue un buen disco para nosotros, sobre todo en aspecto musical aunque comercialmente no haya tenido tanto impacto. Siento que fue un antes y un después a partir de este disco para nosotros y lo mismo me pasa ahora con “Fall”. Personalmente estoy muy feliz con los últimos discos, con las reacciones que ha tenido la banda. La gente pareciera disfrutar también lo que hacemos, lo cual es un gran plus.
En la gacetilla que acompaña al disco contás que “tenés una relación muy visual con la música” y que escuchando la discografía de la banda se percibe en dos dimensiones: una que invita a quien escucha a imaginar paisajes, obviamente nórdico, y otra que juega con los climas y las sensaciones ¿A qué te referís? ¿Podés dar un ejemplo en el nuevo disco?
Si, es una postura compleja; siento que incluso fue como un deber para mí. Cuando era chico escuchaba mucha música y era muy crítico, como fan. Mi padre era coleccionista, entonces crecí escuchando música. Nadie en mi familia tenía la idea de tocar instrumentos, pero la música y la pasión por ella, era algo muy presente y yo vengo de ese lugar. Después cuando empecé la banda, siendo más joven, tenía la idea de que la música debía contener cierta complejidad de la vida, que no debería ser sólo entretenimiento: quería que mi creación tuviera un significado y, realmente, siempre me fascinó la música que tuviera esta profundidad humana en su interior.
Es por eso que busco, por ejemplo, que mi música suene de la misma forma que caminar por el bosque y la naturaleza. Te pongo un ejemplo que me sucede diariamente; para hacer las compras, tengo un sendero que atraviesa las montañas que caminé mil veces con mi padre y luego con mi hijo por lo que, si bien ya conozco todos los rincones del lugar, siempre es una experiencia fresca para mí. Esa es la calidad que quiero reflejar con mis canciones. Entonces, quiero que mi música, por más que ya la hayas oído mil veces, la siguiente vez sea distinta, ya sea usando auriculares o sentándote tranquilo, sonando desde el mismo teléfono o desde un equipo de audio. Ese es mi deseo, que la música sea más que simplemente sonido, que sea una experiencia donde te puedas sumergir y perderte en ella de alguna forma, ya que es muy cercana a la vida.
Es difícil ponerlo en palabras, porque en mi mente, la música buena es aquella que no podés describir. Incluso cuando me preguntan sobre el estilo que hago en el black metal, no sé que decir ya que trato de hacer una música única, más allá de las palabras, la política, la religión y tópicos así. El requisito es que debe tener profundidad y texturas. Hay muchas cosas que sabemos, pero hay muchas otras que no, que no descubrimos o experimentamos por lo que es muy humano inclinarse a explorar nueva música y horizontes. Todo tiene que ver con la pasión por el viaje.
A veces me imagino la música como el proceso de escalar una montaña. Cuando escalás, tenés momentos complicados, pero al final tenés una recompensa, llegar a la cima, ver el paisaje, el aire fresco y el contacto con la naturaleza. ¿Podés contarnos cuáles fueron los momentos complicados a la hora de realizar “Fall”, y cuál fue la recompensa, si crees que hubo alguna?
¡El premio fue poder completarlo! Hicimos el disco que queríamos hacer y realmente todos quedamos satisfechos con lo que se hizo. Los momentos duros fueron todas las pequeñas trabas que fueron surgiendo a la hora de hacerlo. Una de ellas fue la duración del mismo, ya que habíamos completado, con master y mezcla, de diez canciones, pero tuvimos varias discusiones (y algunas bastante pesadas) sobre tener que retirar canciones porque no queríamos presentar un disco de más de una hora de duración. Después, tuvimos que decidir cuáles eran las que sacábamos, lo cual es algo muy personal y tuvimos muchas opiniones al respecto, ya que no se trataba de canciones débiles o fuertes, sino que eran decisiones artísticas. Todos tenemos nuestras fortalezas, nuestros objetivos e intenciones musicales, por lo que hubo muchas discusiones, pero son parte del proceso de la banda. Todos queremos lo mismo al fin y al cabo, así que debemos ponernos de acuerdo y aceptar que son decisiones difíciles. Nuevamente, de eso se trata la vida en general, y como pasa en la familia, pasa en la banda.
Me imagino que hay que admitir que no siempre todos van a estar felices con todas las decisiones…
En una banda, y en la vida, no podés mantener a todo el mundo feliz. Si lo hacés, creo que musicalmente caes en un mundo que no es interesante. Es genérico, forzado y aburrido. Entonces, estas rispideces en una banda, son difíciles y tediosas pero son parte importante del proceso. Quizás sea de la vieja escuela, pero creo que el buen arte viene de los momentos difíciles y las luchas. Muchas de las mejores obras de arte mundiales, tienen detrás tiempos de lucha y sufrimiento, como lo es la pobreza o la guerra.
¿Ese proceso siempre incluye crear material nuevo o a veces toman material que ya hayan compuesto y le dan otra perspectiva?
No, no me gusta trabajar así y evito retrabajar material viejo; de hecho, tengo mucho material guardado que no llegamos a utilizar. Cuando trabajamos en un nuevo disco, buscamos hacer cosas nuevas y frescas. Las canciones en ese aspecto son como la carne que comemos para mí. Si es muy vieja, puede ser perjudicial. A veces me permito inspirarme en ideas viejas, que quizás valdría la pena volver a explorar, pero siempre tratamos de “servir comida fresca” en los discos. Nunca habrá canciones viejas. Si lo hiciéramos, sería con un sentido y la gente lo sabría. Siempre debemos ofrecer algo nuevo en cada disco.
Me imagino que hay una ventaja en ese proceso, relacionada a trabajar en el estudio que tenés en tu casa ¿Es difícil poner un punto final y decir “la canción está terminada”?
No diría que es difícil, porque no es difícil escribir canciones para mí. Ya tengo equipamiento, conocimientos, experiencia, rutina. Es algo muy natural en mi vida. Así como otras personas adquieren el hábito de hacer ejercicio, yoga o jugar al fútbol, yo voy al estudio, donde no debo tomarme un bus para llegar. Lo tengo en mi casa por lo cual no es difícil. Lo que requiere, respondiendo a tu pregunta, es mucho trabajo, dedicación y sacrificio. Yo ya no vivo una vida normal, para bien o para mal, con mi esposa y mis hijos. Socialmente no comparto tanto tiempo como quisiera con ellos. A veces tengo que sacrificar tiempo para poder hacer estas locuras, porque requieren un esfuerzo extra. En este contexto, no es difícil terminar una canción. Es como una sensación o presentimiento que adquirí a lo largo de los años. Solamente siento que está completo y listo; se produce, se hace la mezcla y la canción está lista. Solo diría que es una sensación que tengo. Es la mejor forma de explicarlo.
Hablamos de la naturaleza como inspiración y “Fall“ representa la lucha contra la naturaleza, algo que el ser humano trata de dominar desde el principio de los tiempos ¿Sentís que en el sistema en que vivimos, estamos destinados a perder esa batalla?
Tendría que ser una persona muy rica como para tener la solución a todos los problemas de este mundo (risas). Este año cumpliré 48 años y tengo dos hijos, soy consciente de todos los problemas que vivimos en esta parte de Europa, sobre todo con la guerra. El cambio climático se siente mucho por acá, hay eventos que antes no pasaban, las cosas cambian y me preocupan, pero no por mí. No creo vivir más de treinta años, pero sí por mis hijos, y los hijos de mis hijos. No sé si respondí tu pregunta, siento que divagué bastante (risas).
¿Cómo trasladaron el concepto a la tapa del disco?
Es una pintura de Eliran Kantor. Amo su trabajo y sé que ha colaborado con grandes bandas como TESTAMENT y SEPULTURA. Tuvimos una charla muy larga por teléfono antes de empezar y, básicamente, le dije quería que reflejara la belleza y brutalidad de la naturaleza. Que sea salvaje pero que también quería que hubiera algo de presencia o conexión humana, sin la necesidad de que apareciera una persona, un rostro o una mano. Tuvo bastante libertad artística. De hecho, no hablamos por más de un mes y cuando me contactó, me voló la cabeza. Siento que captó la esencia del álbum perfectamente. Es brillante, y siento que está muy vinculado.
¿Tenés el original para colgarlo en la pared?
No, no lo tengo aún, pero estoy en negociaciones para tener una buena copia. Mi pareja lo quiere en casa, y no suele pasar muy seguido. De hecho no tenemos ningún arte similar en las paredes, pero ella lo pidió, así que estamos trabajando en ello.
Más allá de esto que venimos hablando, hay canciones como “Nordic Anthem” en la que hablás de que “los nórdicos no agachan la cabeza frente a ningún Dios”, lo cual es un tema frecuente en el black metal ¿Qué visión tenés vos de la religión en general y hoy en día?
Como una entidad musical, realmente solo tratamos de hacer música que esté más allá de la política y la religión, que sea universal y que quien lo escuche, pueda construir una postura al respecto. No diría que hay un mensaje sobre estos temas, sin embargo, nosotros tenemos nuestros puntos de vista y ofrecemos una forma alternativa de pensar e interpretar la vida como tal. Como dijiste, “Nordic Anthem”, para mí, es una canción de libertad que habla de encontrarse a uno mismo, romper las cadenas, encontrar tu propio camino y ser la mejor visión de uno. Es algo universal y motivador.
Respecto a la religión, yo no presto atención a lo que la gente cree o por qué no creo en ello. Lo que sí creo es que el pensar religioso es una de las fuerzas más peligrosas y destructivas del mundo, peor que las armas nucleares o las guerras. Esa es la diferencia. Por mi podés creer en lo que quieras, en un Dios o en cuentos de hadas, es algo que va en cada uno. Pero un pensar religioso, sobre todo cuando este se entremezcla con lo político es muy, muy peligroso. Es por eso que alguien como Donald Trump pudo ser una de las personas mas poderosas en el mundo ¡¿Qué carajos pasa?!. Biológicamente, no deberíamos bloquear nuestra mente, dejar de pensar; deberíamos explorar nuevas cosas, desafiarnos constantemente para buscar nuevas soluciones y alternativas.
Originalmente el ser humano era errante, nómade y no debía quedarse quieto, debía moverse y buscar nuevos horizontes como forma de supervivencia. Cuando empezaron a asentarse y a poner barreras a la propiedad, imponer pensamientos, reglas y alguien que tomara el control por sobre el resto, algo muy peligroso comenzó a suceder. Allí apareció la civilización y con ella la humanidad empezó a vivir en conflicto. Es por eso que digo que si existe un diablo, es el pensamiento religioso. Es la fuerza más destructiva que tenemos. La religión puede tener buenas cosas como ayudar a los demás, pero para mí eso no es algo religioso. Es parte de la naturaleza altruista del ser humano.
El año que viene la banda va a cumplir 30 años y ha sido, como decís, un gran viaje. Teniendo en cuenta toda la historia del grupo ¿Qué define la música de BORKNAGAR hoy?
A lo largo de estos años siempre evité ponernos una etiqueta o estilo musical. Yo, como filosofía, no quiero hacer música etiquetable. La mejor música de este mundo es aquella que no podés describir, ni encasillar con alguna palabra. Así que no lo sé, hay un poco de progresivo, otro poco de épico; hay folk, por supuesto black metal, algo de thrash e, incluso, algo de blues a veces. A partir de allí hacemos lo nuestro. No sé, ni me gustaría, ponerle un nombre porque rompería la magia un poco (risas). Es la música que hacemos.
Ustedes empezaron como un supergrupo de black metal y este es un subgénero que ha sufrido muchas modificaciones y también ha evolucionado. ¿Qué opinión tenés de la “evolución” del género actualmente, tanto musical como filosóficamente?
¡Para mi fue fabuloso! Los primeros días del black metal en Noruega, eran muy pocas personas, equipamiento pobre y no generaba dinero ni interés. Sin embargo, eran un puñado de personas apasionadas y queriendo hacer algo nuevo en la música. Eso resultó en algo grande para la escena musical del país. Es increíble cómo ha crecido todo, Spotify y la tecnología también han ayudado mucho. Hay muchas cosas buenas, y se han generado muchas cosas buenas. Es una escena muy saludable y bandas como GORGOROTH siguen tocando a pesar de todo.
Por otra parte, no sé si me estoy volviendo viejo y gruñón, a veces siento que algunas cosas se vuelven muy genéricas, muy perfectas y muy “buenas”. Entonces, por momentos, se extrañan las sensaciones “imperfectas” de los setentas. Hoy en día todo se siente muy “perfecto”, lo mismo pasa con las películas: la imagen es perfecta, calidad 4k, sonido refinado y extra caro. Con la música tengo sensaciones encontradas; por un lado quiero ser parte de la nueva era, pero también extraño algunas sensaciones imperfectas y analógicas de antes. Es por eso que en nuestros últimos discos buscamos un poco el aura de la música vieja, ya sea grabando todos juntos en un estudio o con equipamiento de la época.
Hoy en día gastó una cantidad exorbitante en equipos analógicos porque esta sensación imperfecta de lo viejo es hermosa. En mis oídos suena mejor aunque suene raro (risas).
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